Erase una vez....

Hoy en día tengo la suerte de decir que he dedicado parte de mi vida a hacer lo que me apasiona, he podido recorrer parte del mundo gracias al deporte y dirigir atletas tanto de este país como de otros, y en esta situación a veces resulta difícil mirar hacia atrás y recordad como partió todo.

Recuerdo que, mientras era estudiante de la Universidad San Sebastián, formándome para ser profesor de Educación Física, mi carrera de base; una de las asignaturas implicaba realizar una práctica de observación e intervención en un taller deportivo de un colegio. Gracias a mi profesor, y actual amigo Roberto "El Negro" Acevedo, tuvimos la oportunidad de llegar a trabajar en nuestra práctica al colegio Epullay. En ese tiempo yo me dedicaba mayoritariamente al atletismo, habiendo participado de algunas competencias como juez, entrenando a un equipo de compañeros en la universidad, y asistiendo a algunos cursos y charlas. Entonces uno de los talleres del colegio era de Atletismo, así que decidí inscribirme en él.

Llegue el primer día de clases al colegio, recuerdo que me costó un montón llegar porque el transporte público en Santiago a veces, y solo a veces no funciona como uno quisiera jaja. Llegando me presenté con el Nano Leyton, quien me indicó dónde era el taller y fui rápidamente a él. Al finalizar las actividades del día, Nano me dice que esta sería la última semana en la que se ejecutaba dicha actividad, y desde la semana siguiente cambiaba a otras, y debía escoger una de ellas, no estoy muy seguro cuales eran las alternativas, se que una de ellas era un deporte de combate, karate, judo, no estoy seguro, en segunda opción me presentaron "baile entretenido" que para los que me conocen bien, entienden que para mi el baile en si no es algo muy entretenido, y que en realidad mis habilidades del ritmo y la coordinación no están muy asociadas a esa actividad. En fin, la tercera alternativa, Taller de Escalada. Bueno, como se habrán dado cuenta, la decisión no era muy fácil, pero tampoco tan difícil, baile descartado de inmediato, los deportes de contacto no me son muy familiares en realidad, a pesar de que luego igual fui descubriendo que tengo alguna afinidad; entonces Escalada quedó como la única alternativa válida.

No sabía nada de nada, Mi principal referente de escalada en ese momento era Tom Cruise en Misión Imposible 2, los más viejos lo recordarán, los más jóvenes probablemente aún no nacían para esa fecha.

En fin, recordé que uno de los profesores de biología y nutrición de la universidad, Eduardo Durán, practicaba escalada deportiva, y tenía una muy buena relación con el, pues trabajé como ayudante en ambas asignaturas junto a el, decidí preguntarle "Profe!, tengo que trabajar en el taller de escalada de un colegio, ¿qué libro me recomienda para aprender?", El profe me contestó: "La escalada no la vas a aprender en un libro compadre, ¿Estás ocupado el fin de semana?".

Bueno, aquel fin de semana el profesor me invitó a escalar a una zona clásica de escalada, Los Manyos, ubicado en la localidad del manzano, en el Cajón del Maipo. Es un poco difícil de describir la esa primera experiencia, pero de lo que me acuerdo con una imagen nítida en mi memoria, es que al llegar a mi primer top, en una ruta bastante sencilla, me di cuenta que había encontrado el deporte de mi vida.

Después de eso, y en conjunto con el taller de escalada del colegio, me dedique a aprender todo lo referente al deporte, como deportista y como futuro profesor, me obsesioné con la actividad y dediqué muchísimo de mi tiempo libre y no tan libre a aumentar mi capacidad en el.

Ya terminada la universidad, como profesor titulado al fin, el colegio me ofreció la oportunidad de encargarme de la academia de Escalada, y formar un equipo del nuevo deporte, todo partió con muy poquitos niños, pero durante el año la actividad generó más y más adherencia, inclusive participando de un par de fechas nacionales escolares que organizaba la federación de andinismo en ese tiempo. Obviamente era nuestra primera vez, y más allá de la presentación no logramos destacar mucho, pero partimos de la nada, y logramos mucho progreso durante ese año, 2014 creo que fue. Como estandarte en mi recuerdo queda la Señorita Agnesse Carraro, con quien además del trabajo en el colegio, desarrollamos más entrenamientos en un club cercano al colegio, llegando a ser seleccionada para las escuelas selectivas de la federación nacional, una especie de equipo nacional infantil. Agnesse dejó chile el 2016 y la verdad no tengo claro si siguió desarrollándose en el deporte, aunque en Italia la escalada es un deporte importantísimo, por lo que no dudo que sigue practicándola.

El año siguiente, el 2015 tuve la oportunidad de apoyar de forma externa al proceso selectivo de Chile para las actividades de aquel año, durante el 2016 en adelante, mi trabajo estuvo enfocado a seguir perfeccionándome como entrenador y preparador físico.

El 2017 Junto a Alejandra Contreras, logramos la clasificación histórica a los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018, en el Panamericano Juvenil de Montreal, y de ahí en adelante los éxitos junto a Alejandra y el resto de los deportistas chilenos y extranjeros con los que tengo la suerte de trabajar, se han multiplicado, con participaciones, medallas, Records y por sobre todo, grandes experiencias y hermosas relaciones humanas.

Mi visión respecto al desarrollo de la escalada como deporte en Chile es que existe muchísimo potencial, y que con trabajo, esfuerzo, creatividad, dedicación y disciplina, los logros que hemos obtenido hasta ahora son solo el inicio de una historia de grandes hazañas.

Con trabajo los sueños se cumplen y se puede vivir dedicados a lo que más nos apasiona, siempre y cuando dediquemos nuestra energía y compromiso a hacerlo de forma responsable. 

Eduardo Rojas 

Integrante del Cuerpo Técnico de Chile en el Panamericano Clasificatorio a JJOO en Los Ángeles, California, USA, 2020